miércoles, 3 de agosto de 2011

La actual crisis de los mercados supera al crash bursátil de 1929 en EE.UU.

03-08-11 19:34

JAMES MACKINTOSH/Financial Times

Ni siquiera después del gran crash bursátil de 1929 el clima en el mercado se mantuvo sombrío durante tanto tiempo. El Dow Jones Industrial Average, el más antiguo de los índices que sobrevivieron, ha caído por ocho días consecutivos y a la tarde de ayer, en Nueva York, parecía que iba a llegar al noveno, aunque luego se recuperó levemente. Algo así no ocurría desde 1978.

Incluso después de las palizas que los inversores recibieron en 1929, o en 2008, pasó tiempo antes que se comprendiera la gravedad de la situación. Los que en 1929 o en 2008 buscaron demasiado pronto el piso del mercado resultaron perjudicados. En la década de los 30 el malestar se mantuvo. Aunque marcado por recuperaciones que a menudo fueron largas, el mercado recién encontró su piso en 1932. Para entonces los inversores eran más temerosos, y las rachas perdedoras de ocho días ya eran posibles.

Sólo los más pesimistas creen que estamos ingresando en otra depresión, pero los inversores tienen temor. El S&P 500 quedó abajo más de 7% en esta serie de caídas, y desde su pico en la misma jornada de febrero al punto más bajo de ayer había caído apenas menos de 10%.

¿Puede decirse que esto indica que el mercado está a punto de rebotar? Las posibilidades indicarían que así es: sólo siete veces en la historia el Dow tuvo una serie de 10 días en baja. Entre ellas está incluido el año en que EE.UU. entró en la Segunda Guerra Mundial.

Pero lo cierto es que el mercado de acciones dejó de lado el optimismo previo. El ratio price to forecast/ganancias está de nuevo donde estaba el 9 de marzo de 2009, tres días después de la marca baja de 666 del S&P 500. Los optimistas dirán que esto muestra que las acciones están baratas. Pero también podría demostrar que los inversores piensan que la debilidad de la economía y las medidas de austeridad pueden devastar sus ganancias, burlándose de los pronósticos de ganancias.

El clima inversor no ayuda. La relación entre las opciones de venta, defensivas, y las opciones de compra, más optimistas, ha trepado, lo que sugiere que el malestar es excesivo e indicaría una oportunidad de compra. Pero si se observan sólo las opciones sobre acciones, los indicadores no son tan fuertes. A menos que los bancos centrales intervengan y los datos económicos se recuperen, el rebote puede ser el rebote de un gato muerto.



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