miércoles, 18 de febrero de 2009

Habrá que ver si el rey está vestido...

Ser encantador de serpientes no es tarea sencilla. Tampoco ser presidente. A veces los segundos hacen la tarea de los primeros Si se parte del precepto que se representa al "pueblo de X país" mucho menos. Las sociedades modernas son poliarquías en las que el Estado debe hacer constantemente malabares para esquivar golpes de adentro y de afuera y mantener el estado de cosas en márgenes manejables, dejando fundamentalmente que los poderosos hagan lo que siempre hacen de la mejor manera: joderla la vida al resto y justificar esto de la manera más elegante posible, en el mejor de los casos. Las secuelas del neoliberalismo son palpables en casi todos los países del mundo. Se habla de una vuelta al keynesianismo pero en los países centrales, se ve que los manuales de economía han quedado en los sótanos de las bibliotecas, lejos de los economistas y los políticos, porque decir que repartir dinero para salvar a los ricos no es keynesianismo ni nada que se le parezca. Barack Obama pronto cumplirá su primer mes como presidente. Sólo él encarna el pretendido cambio, dado que los acompañantes en el gobierno siguen siendo más o menos los mismos. Su color, su juventud, encantaron a parte de la sociedad americana (que es igualitaria, pero poco democrática) y a los medios. Lo que llama la atención es que toda la confianza se ha concentrado en la figura de este personaje. ¿Dónde están los sindicatos? ¿Dónde los referentes sociales? El Amigo W. ya se ha ido y todos festejan su huída, pero está llegando la hora de pagar la fiesta que disfrutó el texano y nadie sabe cómo hacerlo... Por lo pronto parece que la contradicción de los colores ha quedado de lado... Siempre está el jazz...