martes, 5 de julio de 2011

El club de los poderosos

Bilderberg, el club de los poderosos

Al estilo de una trama de James Bond, unos 150 líderes en el mundo de la política
y los negocios de veinte países llegaron a un centro de esquí en Suiza para discutir,
durante cuatro días, el futuro del mundo. Así comenzaba el cónclave de una de las
organizaciones semiclandestinas más poderosas y controvertidas de nuestros
tiempos, el grupo Bilderberg.
Walter Goobar

Al estilo de una trama de James Bond, unos 150 líderes en el mundo de la política y los negocios de veinte países llegaron a un centro de esquí en Suiza para discutir, durante cuatro días, el futuro del mundo. Así comenzaba el cónclave de una de las organizaciones semiclandestinas más poderosas y controvertidas de nuestros tiempos, el grupo Bilderberg.

La reunión del selecto club, al que algunos le atribuyen el poder suficiente como para ser un gobierno mundial en la sombra, convirtió la turística ciudad de Saint Moritz y el hotel Suvretta House en una zona militarizada, custodiada por fuerzas de la Otan.

El Club lo integran ciento veinte personas: presidentes de los países europeos, Canadá, Estados Unidos y cincuenta dirigentes de las corporaciones más poderosas del mundo. Entre los invitados de cada año se cuentan: Donald Rumsfeld (ex secretario de defensa de Estados Unidos), Peter Sutherland (Comisión Europea y presidente de Goldman Sachs y BP), Paul Wolfowitz (ex subsecretario de defensa y ex presidente del Banco Mundial), Ana Patricia Botín (Banco Santander), Juan Luis Cebrián (Grupo Prisa), Henry Kissinger (Secretario de Estado de Richard Nixon y consejero de seguridad nacional), las reinas Sofía, de España, y Beatriz, de Holanda; Tony Blair, Bill Clinton, Angela Merkel, George Soros (inversionista y activista político, la 97ª persona más rica en el mundo), Jacques Chirac, y también los presidentes del Fondo Monetario Internacional, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo.

Otros miembros del elenco estable son los presidentes de las mayores compañías globales: Coca Cola, Pepsi Co., Google, Facebook,Ford, General Motors, Nokia, Motorola, American Express, Microsoft, Oracle, Ericsson, Shell, JP Morgan, Xerox, directores de la CIA y el FBI, secretarios generales de la Otan y muchos representantes de los principales bancos de todo el mundo.

Los miembros del Club no van a Saint Moritz a hacer turismo. Sus jornadas de encuentro y reflexión siempre han tenido consecuencias sobre toda la economía mundial, la producción, el consumo y el transporte.

El programa, hecho público por los organizadores, calculadamente ambiguo, incluye asuntos como “Los retos del crecimiento”, la “Innovación y la disciplina presupuestaria” o “El euro y los retos de la UE”.

Sin embargo, muchos de los que tienen que ver en la resolución de la crisis del euro estuvieron en el cónclave, incluyendo a los máximos banqueros de Europa, que exigen a los Gobiernos un nuevo paquete de ayuda a Grecia que no dañe sus inversiones en deuda griega. El máximo exponente de esta corriente es Josef Ackermann, jefe máximo del Deustche Bank. El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, o el ministro de Economía griego, Yorgos Papaconstantinou, asistieron también al encuentro.

Según el diario británico The Guardian, uno de los temas centrales de su agenda 2011 fue la preocupación ante un colapso económico de Europa. Otras fuentes aseguran que se debatieron temas como el estancamiento de la intervención militar de la Otan en Libia, el accidente nuclear de Fukushima y las Revoluciones en el mundo árabe. Ellos son los que deciden las futuras guerras, quien sube al poder y quien desaparece del mapa.

El Club Bilderberg es el mayor experimento de la elite mundial en el poder. Se creó en 1954 y es considerado el padre de la famosa Comisión Trilateral (TC), que es el órgano ejecutivo de la entidad. Inicialmente se dedicaba a cuestiones militares. Esta temática imprimió un estilo secretista que ha continuado, a pesar de que desde hace años la agenda de trabajos se ha centrado en temas económicos, destacando la atención a los precios del petróleo, comportamientos financieros y reglas del comercio mundial.

Ahora, bajo el liderazgo del ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger y de quien fuera vicepresidente de la Comisión Europea, el vizconde de Davignon, el objetivo es supuestamente servir de espacio para que las élites occidentales intercambien ideas.

Bilderberg se autoproclama como un foro internacional pequeño, flexible, informal y extraoficial en el cual pueden ser expresados diferentes puntos de vista en un ambiente de comprensión mutua.

Sin embargo, periodistas, investigadores y activistas que intentan acercarse año tras año a estas reuniones, han concluido que se trata de un verdadero intento de “gobierno del mundo en la sombra”. Según el director de la Red Voltaire, el periodista francés Thierry Meyssan, es algo mucho más serio y peligroso: el Bilderberg es una creación de la Otan. Meyssan asegura que el objetivo del selecto grupo “es convencer a los líderes y manipular a través de ellos a la opinión pública para llevarla a aceptar los conceptos y acciones de la alianza atlántica”.

Jim Tucker, otro periodista que rastrea estos encuentros semiclandestinos de la élite mundial desde hace más de 35 años aseguró esta semana que los miembros del Grupo Bilderberg están muy preocupados por la guerra en Libia. “Ellos quieren que Libia sea el punto de inicio para una guerra en el Medio Oriente”, afirma Tucker convencido de que con un caos en la región pretendan aumentar la presión sobre los Estados Unidos hacia un ataque contra Irán.

Con otras palabras, lo mismo había dicho en el mes de abril Henry Kissinger, uno de los presidentes del Club Bilderberg y miembro permanente del grupo: “La actitud de Khadafi puede tentar al régimen iraní a acelerar el desarrollo de un arma nuclear. Los Estados delincuentes tienen que seguir convencidos de nuestra determinación de luchar contra la proliferación nuclear”.

Según Kissinger, Estados Unidos tiene que lanzar una invasión por tierra en Libia y mantener la guerra durante al menos un año, pero ese conflicto bélico –no autorizado por el Congreso– está costando al contribuyente estadounidense unos dos millones de dólares por día, según datos revelados por la cadena Telesur. Según documentos del Departamento de Defensa, Estados Unidos, para el mes de mayo, ya habría gastado más de 660 millones de dólares, cuando las estimaciones del pentágono estaban cifradas en 750 millones, pero, tal como van las cosas, en un año el costo de la guerra podría acercarse a los mil millones de dólares.

Aunque el Club Bilderberg asegura no proponer ni votar resolución final alguna, Willy Claes, uno de sus más de 430 miembros permanentes y Secretario General de la Otan de 1994 a 1995, reconoció el pasado año que quienes asisten a la conferencia están obligados a aplicar las decisiones del cónclave en sus respectivas áreas de influencia.

Muy pronto, la realidad dará nuevas pistas de sus decisiones.


(Miradas al Sur 19.06.2011)




LOS SECRETOS DEL CLUB BILDERBERG
Daniel Estulin


En 1954, muchos de los hombres más poderosos del mundo se reunieron por primera
vez bajo el patrocinio de la familia real de Holanda y la familia Rockefeller en el lujoso
Hotel Bilderberg, en la pequeña población de Ooesterbeck. Durante un fin de semana
debatieron sobre el futuro del mundo. Al acabar las sesiones, decidieron reunirse todos
los años con el fin de intercambiar ideas y analizar la evolución internacional. Se
bautizaron a sí mismos como Club Bilderberg y, desde entonces, año tras año se reúnen
durante un fin de semana en algún hotel del mundo para decidir el futuro de la
humanidad. Entre los miembros actuales de este selecto club se encuentran Bill Clinton,
Paul Wolfowitz, Henry Kissinger, David Rockefeller, Angela Merkel, Jacques Chirac,
Donald Rumsfeld, Tony Blair y George Soros, además de muchos otros jefes de
gobierno, empresarios, políticos, banqueros, periodistas y españoles de primer nivel
como Rodrigo Rato, Matías Rodríguez Inciarte, Juan Luis Cebrián, Joaquín Almudia,
Pedro Solbes, Loyola de Palacio, Joseph Borrell, Jaime Carvajal de Urquijo y Javier
Solana.
El Club Bilderberg no es una sociedad secreta. Tampoco se trata de una nueva teoría
conspirativa sobre el dominio del mundo. El Club Bilderberg es algo totalmente real y
tangible. Existe como institución oficial y se han publicado algunos artículos sobre él.
La prestigiosa BBC británica, por ejemplo, le dedicó su atención el 27 de septiembre de
2005. Sin embargo, en más de cincuenta años de reuniones en las que el poder y el
dinero se han concentrado en un mismo momento y en un solo lugar, jamás se ha
filtrado ninguna clase de información sobre lo que se debate en el Club Bilderberg. La
prensa nunca ha podido entrar a las deliberaciones ni ha emitido ningún comunicado
sobre las conclusiones a las que han llegado los asistentes. Tampoco ha hecho pública
ninguna acta con el orden del día.
Directivos del propio Club Bilderberg han afirmado que esa discreción es necesaria para
que quienes participan en los debates puedan hablar con libertad sin ver reflejadas sus
declaraciones en los periódicos. Esa discreción, sin duda, permite que el Club
Bilderberg delibere con mayor libertad. Pero eso, sin embargo, no corresponde a la
pregunta fundamental: ¿sobre qué hablan los más poderosos del mundo en esas
reuniones?
En cualquier democracia moderna se protege el derecho a la intimidad. ¿Pero el público
no tiene derecho a saber de qué hablan los más importantes presidentes, primeros
ministros, reyes y reinas de todas las casas europeas cuando se reúnen con los
empresarios y banqueros más ricos de sus respectivos países? ¿Qué garantías tienen los
ciudadanos de que el Club Bilderberg no es un centro de tráfico de influencias y de
cabildeo si no se les permite conocer de qué hablan allí sus representantes? ¿Por qué el
foro de Davos y las reuniones del G8 aparecen en las portadas de todos los periódicos y
se permite el ingreso de miles y miles de periodistas? ¿Por qué nadie cubre las
reuniones del Club Bilderberg, a pesar de que a ellas asisten regularmente los
presidentes de entidades financieras como el Fondo Monetario Internacional, el banco
2
Mundial, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, presidentes de las empresas
más poderosas del mundo como DaimlerChrysler,
Coca Cola, PepsiCo, Ford, General
Motors, Novartis, AstraZeneca,
British Petroleum, Shell, Chase Manhattan Bank, UBS
Warburg, Soros Fund Management, Kissinger Associates, Nokia, Motorota, Ericsson,
American Express, France Telecom, German Telecom, British Telecom, Goldman
Sachs, Lazard Frères, Deutsche Bank, JP Morgan, Xerox, Microsoft, Oracle, EADS,
secretarios de Defensa y vicepresidentes de Estados Unidos, representantes de comités
nacionales democráticos y republicanos estadounidenses, directores de la CIA y del
FBI, secretarios generales de la OTAN, todos los comisarios europeos, senadores y
congresistas estadounidenses, primeros ministros europeos y líderes de los partidos de
la oposición, gobernadores de todos los bancos centrales de todos los países europeos,
los principales editores y los directores de los periódicos más importantes del mundo?
Resulta sorprendente que pocos medios consideren que una concentración de
personalidades así no sea noticia cuando, en cambio, cualquier viaje de algunos de ellos
en solitario suele llegar a los titulares de las noticias en televisión.
Yo me hice esas preguntas hace casi quince años. Empecé entonces una investigación
que con el tiempo me absorbería por completo y se convertiría en el trabajo de mi vida.
Lentamente, traspasé una a una todas las capas del secretismo del Club Bilderberg. A
través de medios que recuerdan las tácticas de espionaje de la Guerra Fría, y en
ocasiones poniendo en juego mi propia vida, conseguí lo que nadie había conseguido:
conocer qué se decía tras las puertas cerradas de los lujosos hoteles en los que el Club
Bilderberg se reunía.
Y lo que descubrí me puso los pelos de punta. Más allá de ser un centro de influencia, el
Club Bilderberg es el Gobierno Mundial en la sombra: es el que decide, con un
secretismo total en sus reuniones anuales, cómo se llevarán a cabo sus planes.



Fragmento del libro secretos del club Bilderberg

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