martes, 22 de noviembre de 2011

He visto cosas que vosotros no creeríais



Víctor Manuel Marí Sáez

Rebelión

Me permito arrancar esta reflexión sobre la jornada electoral de ayer con una referencia a la frase que pronuncia Roy Batty en la famosa película Blade Runner [1].
Ayer domingo, la “suerte” quiso que estuviese convocado como vocal a una mesa electoral. Digo “suerte” por que somos varios amigos los que creemos que algo hace que las bolas de estos sorteos caiga hacia determinados perfiles de personas, y sin embargo no conseguimos los mismos efectos con sorteos como los del “11 del 11 del 11” celebrado recientemente. A un amigo mío de Jerez, insumiso declarado al ejército y al sistema de partidos, le ha tocado dos veces seguidas acudir a una cita electoral, en una ciudad de 200.000 habitantes. Las bolas del sorteo han debido aplicar aquella frase de “si no quieres sopa, toma dos tazas”. En mi caso, la suplente en mi vocalía era mi mujer. O sea, por lo civil o por lo criminal. Para los que sabéis de estadística, una curiosidad: ¿cuántas probabilidades hay de que dentro de un universo de 752 personas censadas le toque a mi mujer, precisamente, ser suplente mío?
Bueno, esto es la anécdota. Porque lo esencial para mí fue que por una vez tuve la oportunidad de ver a una parte de mi ex-barrio de El Puerto de Santa María (Cádiz) ir pasando por las urnas. Y esto me ha permitido ver cosas que un votante normal, que va al colegio electoral a depositar su voto y se va, no suele tener la oportunidad de ver. Si te sucede como fue mi caso, que en los cinco años que viví en El Puerto tuve contacto y participé en asociaciones de barrio, activistas y militantes, te da una buena oportunidad de conocer, a grandes rasgos, las tendencias políticas dominantes, los núcleos más activos de cada orientación, los movimientos de votos, etc.
La mesa electoral a la que estaba convocado a ir está situada en un barrio obrero que está sufriendo especialmente las consecuencias de una crisis provocada por los mercados financieros y mal gestionada por el partido en el gobierno nacional. Tradicionalmente esta mesa registraba un porcentaje de abstención alta, superando el 60% en muchas ocasiones. Algo habitual en barrios de este tipo, donde los sectores precarizados de la población suelen caer en la desmovilización ante las convocatorias electorales. Pues bien, ayer la participación superó el 60%. Algo que se veía venir desde primera hora de la mañana, cuando el goteo de votantes, a pesar del otro goteo, el de la lluvia, fue ininterrumpido.
Primero los resultados y luego el análisis. En el recuento de votos al Congreso de los Diputados el resultado fue el siguiente: Partido Popular, 168 votos; PSOE, 136; IU, 80; Partido Andalucista, 34; UpyD, 27. Y luego, seguidos muy de lejos, otros partidos minoritarios con uno o dos votos. Votos en Blanco, 5 y nulos 2.
Para analizar estos datos hace falta conocer algunos elementos que configuran la identidad del barrio. Históricamente ha sido un lugar de residencia y de fuerte presencia de un núcleo importante de militantes de izquierdas, muchos de ellos también militantes cristianos. Gran parte de estos votantes han hecho que, a diferencia de lo ocurrido en otros lugares, no se desmorone tanto el voto del PSOE y que se mantenga el tradicional voto de IU en esta zona. Pero lo que los datos también permiten releer es que estas opciones hace tiempo que han tocado techo;que no consiguen orientar hacia sus respectivas opciones el voto de las personas que más duramente están sufriendo la crisis, y que algunos de sus tradicionales votantes han dejado de hacerlo.
Una captación del voto del precariado que, sin embargo, sí ha conseguido el Partido Popular, que ha logrado un ascenso histórico en esta zona de El Puerto. Reflexionando sobre lo ocurrido en el día de ayer, sobre el acontecimiento del que fui testigo en mi mesa electoral, llego a la conclusión de que el 20N el Señor Cayo salió a votar y le entregó mayoritariamente su voto al Partido Popular. En Comunicación Política se suele remitir a esta película del año 86 [2] para hablar del voto de los sectores populares de la población, del ciudadano anónimo. En el caso de la película de Giménez-Rico (basada en la novela de Delibes) el señor Cayo es un hombre de campo, mayor, representante de la sabiduría popular, y en nuestros días sería el representante de los sectores populares de la población, aquella persona anónima (joven o mayor) que acumula en sus espaldas muchas exclusiones, a múltiples niveles.
Lo que me impresionó de ayer fue comprobar cómo muchos de ellos decían que no habían votado nunca, o que hacía muchos años que no votaban, pero que ahora sí lo hacían porque había que provocar un cambio. El cambio, en este caso, no iba hacia opciones políticas situadas a la izquierda del PSOE. El recuento de votos nos confirmó lo que mis compañeros de mesa - el presidente y la otra vocal - fueron comentando conmigo a lo largo de la jornada (por cierto, bellísimas personas, una grata experiencia compartir con ellos el trabajo de ayer).
Como en tantas ocasiones en la vida, es diferente ver el dato frío de la cifra de votantes del Partido Popular a ir viendo quienes son las personas concretas que van haciendo posible esa victoria. Para el análisis podría recurrir al lenguaje y a las categorías de análisis que habitualmente utilizamos en ambientes universitarios y activistas. Los suelo utilizar en los artículos que escribo, en Noticias Obreras [3] y en otros espacios. Pero no quiero emplearlos ahora porque la segunda cuestión que quisiera destacar hoy tiene que ver con una de las intuiciones y aciertos del movimiento 15-M: hace falta utilizar un lenguaje, un análisis y unas formas de organización/movilización diferentes a las puestas en práctica por los partidos políticos. En este sentido, como apunta Iñigo Errejón [4] (2011), una de las claves del éxito del movimiento Juventud sin Futuro y, por extensión, del movimiento 15-M, ha residido en su capacidad de interpelar a unos sujetos sociales que hasta la fecha permanecían en los márgenes de la discusión política, de modo que se ha conseguido integrarlos en una identidad política más amplia.
Construir una nueva hegemonía [5]. Los discursos y propuestas de la izquierda, en numerosas ocasiones, no alcanza realmente a las personas más precarizadas. Estos análisis son necesarios, hay que hacerlos y mejorarlos, pero no llegan a los que están abajo del todo. En caso de que estos análisis lleguen a sus vidas, se suelen quedar como el aceite el vaso de agua, en la superficie de sus vidas. Y comprobamos, una vez más, que estos sectores son más receptivos a las propuestas políticas de la derecha. Hoy, día de análisis por parte de los partidos, sabemos lo que van a decir: todos han ganado. Pero sería bueno que, más allá de los análisis trillados, tuviésemos la capacidad de escuchar atentamente lo que los señores Cayo del siglo XXI han manifestado. Queda mucho por delante para reconstruir una nueva hegemonía de la izquierda.

Notas:
[1] http://www.filmaffinity.com/es/film358476.html
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/El_disputado_voto_del_se%C3%B1or_Cayo_(pel%C3%ADcula)
[3] http://www.hoac.es/publicaciones/noticias-obreras/
[4] ERREJÓN, Iñigo (2011): “Algo habrán hecho bien. Una juventud “sin futuro” pero con estilo”, en AAVV: Juventud sin Futuro. Icaria. Barcelona. Citado en MARÍ, Víctor (2011): “Generación Net, Generación Debt. Apuntes para un análisis del movimiento de los indignados”, Crítica, nº 975 (Septiembre-Octubre 2011).
[5] MARÍ, Víctor: Televisión, izquierda y hegemonía cultural (I). De Gramsci a los programas de cotilleo, Noticias Obreras, nº 1.529 (Noviembre 2011).


Víctor Manuel Marí Sáez es autor de "Comunicar para transformar, transformar para comunicar" (Editorial Popular, Madrid, 2001).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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