jueves, 28 de octubre de 2010

Los muertos que vos matáis

Por Eduardo Aliverti No quiero escribir desde el resentimiento, aunque siento que, en realidad, el verdadero rencor es el de aquellos a cuyo cinismo apuntará. Algunas cosas hay que sacarlas bien de adentro bajo pena de traicionarse a sí mismo si acaso, por razones de ¿elegancia? periodística, de ser modesto con los conceptos en horas de dolor y de respeto, se las guarda. Supongo, además, que varios de los conceptos a verter serán parecidos y hasta idénticos a muchos de los que acompañan las opiniones de esta edición. Mejor. Uno se sentirá reforzado con la gente, los colegas de este diario, y otros, que piensan igual o muy parecido y habrán escrito en consecuencia. En momentos como éstos, lo que justamente hace falta es juntarse más que nunca con la gente que piensa y dice y pregona como uno. Ayer, a muy poco de conocerse la noticia, me tocó encabezar la transmisión especial de AM 750. Muchos testimonios, mucho oyente, mucho correo, muchas sensaciones. Uno tiene en esto demasiados años de entrenamiento auditivo, de saber reconocer las entrelíneas de las declaraciones, de descubrir qué hay detrás de los tonos de voz y hasta de cada inflexión. Y entonces percibe, registra enseguida, no se le escapan ni las respiraciones. Percató en consecuencia la angustia auténtica de la gente común que llamaba a la radio; la que conforma lo definible desde hace un tiempo como la “minoría intensa” de la sociedad, contra la presunta mayoría invertebrada que está festejando la muerte de Kirchner. Sin embargo, a la par llamó la atención de quien firma la cantidad de llamados del tipo “no soy peronista, no soy kirchnerista, no quiero a este gobierno, pero...”. Ese pero. Ay, ese pero. Cuánto que hay en ese pero de “me parece que me di cuenta ahora, con la muerte, de que no hay nada real mejor que esto, por más que no me guste”. Sea así o más o menos así, esa gente, esos peros, se sintieron legítimos, audaces, compungidos. Atención con esa tomada de nota de que ahora se corre peligro de retroceder, tanto que lo putearon. No tengo cómo justificar la elevación de los llamados a una radio a la categoría de sondeo representativo... salvo por eso del oído entrenado, de la medición automática de percepciones. Y también como quiera que sea, en cualquier caso es mucha gente con una honestidad intelectual, o sentimental, infinitamente mayores que las disfrazadas por los temporarios acomodaticios de las condolencias. Cobos, traidor, capaz de decir que se nos fue un gran líder. Andate Cobos, por favor. Andate. Pero no del Gobierno del que formás parte a la vez de denostarlo. Andate a tu casa, directamente. Por un instante de tu vida tené mínima conciencia del ridículo. Sólo eso, Cobos. Sólo eso. Vos y todos los demás que ahora descubrieron en Kirchner al tipo que llevaba la política en la sangre, al militante tiempo completo, al apasionado que deja un vacío enorme, al hombre de convicciones. Vos y todos los demás que hasta las 10 de la mañana de ayer definían esos flamantes méritos del muerto como la expresión del crispado que violentó a este país, del autoritario que nos volvió a las catacumbas de los ’70, del enajenado que nos lleva al caos institucional. Y vos, Van der Kooy, que a los veinte minutos de la muerte ya tenías subida tu columna gozosamente mal disimulada. Y vos, Fraga, Rosendo Fraga, asesor de Viola, del general Viola, del asesino Viola, que te permitiste elevar, con el muerto fresco, las condiciones a las que debe sumirse Cristina ahora que puede ejercer el Poder. Vos, Fraga, venís a cerrar el circuito que inauguró José Claudio Escribano, el mandamás de La Nación, cuando apenas asumido Kirchner en 2003 le puso en tapa el pliego de bajezas a que debía rendirse si quería completar el primer año de mandato: reacomodar las relaciones con el FMI, amnistiar a los milicos, romper con Cuba. Con Kirchner inaugurado, primer pliego. Con Kirchner muerto, también enseguida, el segundo: que Cristina se saque de encima a Moyano, a Moreno y a quien haga falta para demostrar que no es igual que el marido. Hasta un tipo de derechas como Federico Pinedo, pero con sensibilidad perceptiva –digamos que un caballero– le dijo al aire al suscripto “y, sí, es un poco apresurado el análisis”. Pero no, no es apresurado. Son sus instintos más bajos, más pornográficos, de intereses de clase. Cabe reconocerles su impudicia explícita. E incluso prodigarles el reconocimiento de que además de ser así son inhábiles para solaparlo. Dejan todo más claro. Ese es, quizás y no importa si por convencimiento o por lectura especulativa de la realidad al cabo de 2001/2002, el legado más interesante y efectivo que deja Kirchner. Por las razones íntimas que fueran, partió aguas. Obligó a ponerse de un lado o de otro, cuando ya parecía imposible que la pasión política se reinstalara en la Argentina devastada de la rata. Más aun, por estas horas también se desnudan como de cocodrilo feroz las lágrimas y lamentos de quienes se allanaron a hacerle el juego a la derecha con chamuyo de izquierda cinematográfico-nacionalista. ¿Y por qué eso también es símbolo? Porque esa partida de aguas que significó y significa esta rara pero apasionante experiencia también compelió a que cada quien mostrara su vocación de poder. Algunos de la derecha explícita sacaron los tanques mediáticos, pero otros de la izquierda piripipí copiaron a Carrió, compararon a Kirchner con Menem y hace unas horas se manifiestan condolidos ¿de qué? ¿No es que eran iguales? Por unas semanas como muchísimo, si es que se aguantan, el establishment más concentrado, el gorilaje recalcitrante y sus funcionales nac&pop se llamarán a silencio de expectación. Concluido el duelo de las buenas formas, medirán cuánto tiempo se requiere para que seguir atacando no se les vuelva boomerang. Tensarán que Cristina puede usufructuar, o que le serviría, la imagen de mujer enhiesta en medio de un drama de todo tipo, sola contra todos. Y encima, en medio de ese karma que los sigue regenteando: sus candidatos son horribles, no se les cae una idea alternativa convincente y están a años luz de potenciar a algún referente que demuestre capacidad de mando. Si lo piensa bien, la derecha atraviesa un problema con la muerte de Kirchner: él venía a ser una suerte de reaseguro para continuar insistiendo contra el “aplastamiento de las instituciones”, el “clima de confrontación”, la “división de la sociedad” y todo el resto de pelotudeces tras cuyo parche se oculta, pésimamente, que no aguantan la afectación de emblemas con que sintieron tocados su alma y su culo. Y la de ciertos privilegios que manotearon sus bolsillos. Ayer a la noche, el clima de congoja cedía lugar a una efervescencia, tan contenida como callejera, que detrás del dolor avisaba lo siguiente: si hay lugar de retrocesos en lo recuperado para los intereses populares, no les va a resultar fácil. La potencia política de Kirchner ya no estará, Cristina es candidata única y habrá que comprobar si su estoicismo aguanta la presión. Pero es irrebatible que queda una fuerza muy considerable que, cualesquiera sean los avatares electorales, no permitirá así nomás que se vuelva para atrás en ciertas conquistas que a la vuelta de la esquina eran extravíos utópicos. En síntesis, eleven neo-pliegos de condiciones, festejen, gorileen, viven a las coronarias de Kirchner como antes a sus carótidas y al cáncer de Eva, supongan que se acabaron la ley de medios y que la yegua no debería soportar semejante tensión. Pero, por las dudas, uno les aconsejaría que adviertan la ya masa de gente joven politizada y movilizada y el número de los que se plantean lo que hay enfrente de lo que putean.

miércoles, 27 de octubre de 2010

martes, 26 de octubre de 2010

Al costado de la vía....

Ferreyra Por Santiago Álvarez y Martín Rodríguez La verdad de la muerte de Mariano Ferreyra está en la escena del crimen. No toda la verdad, porque nunca se saben “todas las verdades”, pero sí empezando por las razones: Mariano pertenecía a un partido político (el Partido Obrero) que defendía la situación de los trabajadores tercerizados del tren Roca que estaban enfrentados a la conducción de la Unión Ferrroviaria, porque fueron despedidos, eran explotados y la dirigencia era cómplice de esa situación. La conducción de la UF mantiene una dirección atroz para los intereses ferroviarios: la del señor Pedrazza, cómplice del desguace ferroviario sufrido en la década del ’90, y que mantiene su oficio de dirigente gremial como superficie de un negocio en el que es lisa y llanamente un empresario corrupto. Mucha gente corre a buscar afuera de la escena del crimen de Avellaneda las verdaderas razones, corren a buscar los hilos ocultos. Se agarran del fantasma de largo brazo del duhaldismo que parece estar presente en todos lados. O le endilgan el crimen al gobierno, que no tiró una bala en siete años. Y terminan arrancando el cuerpo de Mariano para tirarlo simbólicamente en distintas mesas. Como si las razones (equivocadas o no, como las de cualquier opción política) y el compromiso concreto de Mariano y su militancia no alcanzaran a explicar los hechos. Murió defendiendo algo en lo que creía. Y encontró su muerte en un límite que la democracia debe imponer y que creíamos impuesto después de las lecciones de la historia. El resto, lo que está por afuera de la escena del crimen, es un debate que se da hoy al calor del chiquitaje. Los hechos irrumpieron fuertemente en la agenda política. La dirigencia, en general y a excepción de algunos casos particulares, ha decidido revolver el episodio junto con el resto de las frenéticas y pequeñas disputas diarias. La política se tira con todo lo que hay para ver quién saca un resto. En ese esquema, pierden todos y ganan unos pocos. Si hay una victoria, va para el sentido común y un relato imperante. El resto es todo en detrimento del movimiento obrero organizado y la militancia política, históricos blancos de ese relato que busca su desprestigio, justo cuando esos actores vienen reconciliándose con la sociedad. Esa es la cuenta que hay sacar para entender dónde hay oportunismo en el debate político: quién gana y quién pierde. Ganan los sectores conservadores, los que pretenden que nada cambie nunca. La indignación hipócrita de ciertos voceros es agotadora: “¿Tenía que haber una muerte para que dejen de tercerizar a los empleados del ferrocarril?”, dicen. El bloqueo de Siderar este año y de La Nación y Clarín el año pasado también tuvo como causa el empleo de trabajadores tercerizados. En esa oportunidad la medida de fuerza fue llevada a cabo por la CGT de Hugo Moyano, estigmatizada como “la burocracia”, y fue condenada hasta el hartazgo por muchos de los que hoy rasgan sus vestiduras. ¿Tenía que haber una muerte para que dejen de tercerizar a los empleados del ferrocarril? La respuesta es no. Hay debates por delante. El respeto a la militancia y la cercanía de la masacre nos impiden, hoy, entrarles de lleno. Hay un debate pendiente sobre el sindicalismo empresario y la democracia sindical (un debate que no se circunscribe a la CGT o al peronismo sindical, como quedó demostrado en las elecciones de la CTA o en la marcha conjunta de esta Central con el Momo Venegas y Barrionuevo al Congreso recientemente). Hay un debate pendiente con la izquierda dura, sus lecturas del tiempo histórico, sus metodologías. Pero no hoy, no ahora. Mientras tanto, la responsabilidad del Gobierno recae sobre la búsqueda efectiva e inmediata de los responsables del hecho, la búsqueda urgente de “la verdad judicial”. Desde Ni a Palos esperamos que así sea. (Extraído del Blog: Ni a Palos, Octubre 26 de 2010)

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Arde París?

Si toca el FMI, la canción es siempre la misma

El informe del FMI referido a la situación de Argentina y Latinoamérica condena las políticas de intervención pública, a las que adjudica “restringir el potencial de crecimiento” y provocar “fragilidad fiscal y financiera”. Para el Fondo, la crisis en Estados Unidos y Europa no pasó. Por Tomás Lukin Ajustar el gasto público, enfriar la demanda, fortalecer el clima de negocios y permitir volatilidad y apreciación del tipo de cambio son las características salientes de la combinación de políticas económicas que reclama el Fondo Monetario Internacional (FMI) para Argentina y América latina. En su informe sobre el continente americano difundido ayer, el organismo multilateral asegura que esas recomendaciones buscan evitar que el dinamismo que exhiben las economías de la región termine siendo “insostenible”. Para eso propone desarticular algunos de los pilares macroeconómicos que permitieron atravesar la crisis financiera internacional en mejores condiciones que los países desarrollados y utilizar las mismas herramientas recesivas que profundizaron la debacle en países como Grecia, España, Portugal, Islandia, Letonia, Hungría, Ucrania y Rumania. En ese escenario, el organismo reclama a la Argentina que “avance en los esfuerzos para regularizar las relaciones con los acreedores externos”. Desde la visión del FMI, el de-sempeño de la región es muy bueno, pero las políticas activas de intervención del Estado “están restringiendo el potencial de crecimiento de las economías y exponiéndolas a mayor fragilidad fiscal y financiera”. Para evitar que las condiciones favorables terminen convirtiéndose en una “trampa” y un estallido inflacionario, la respuesta del organismo es proponer la retirada del Estado y las políticas de estímulo fiscal. A pesar de la evidencia empírica europea reciente sobre las consecuencias del ajuste presupuestario, el director del Hemisferio occidental del Fondo, Nicolás Eyzaguirre, consideró que “el sector público debe ser lo más austero posible”. El segundo eje que reclama el organismo multilateral es que los países no intervengan en el mercado de cambio, permitiendo la volatilidad y apreciación de la moneda ante la abundante entrada de divisas por las vías comercial y financiera. “Los países deben evitar fijar un tipo de cambio excesivamente alto”, apuntó Eyzaguirre, complementando el informe presentado ayer, donde el FMI reclama que los países de la región permitan que la cotización del dólar en el mercado local se ajuste libremente. El reclamo apunta directamente a desarticular los regímenes de tipo de cambio real competitivo y estable y los procesos de acumulación de reservas internacionales que persiguieron algunas economías de la región como Argentina. La intervención en el mercado de cambio para evitar la volatilidad y asegurar la preservación de la competitividad externa fue uno de los pilares de la economía local (y de otros países sudamericanos) que permitió preservar el superávit en cuenta corriente, así como crear un número significativo de puestos de trabajo. Esa política permitió marcar un quiebre con la década del noventa, cuando los déficit en cuenta corriente fueron la forma de inserción internacional de las economías en desarrollo. “Seguimos una estrategia de autoaseguramiento, de intervención en el mercado de divisas acumulando reservas para evitar el atraso cambiario, en parte porque no existe un prestamista de última instancia que no imponga condicionamientos recesivos”, apuntaron desde el Ministerio de Economía. El Fondo considera que el crecimiento de aquellos países de la región que tienen un acceso restringido a los mercados de capitales internacionales como Argentina está explicado fundamentalmente por el vínculo comercial con Brasil y la recuperación del sector agropecuario luego de la sequía de 2009. Mientras tanto, “las políticas de estímulo fiscal y monetario están impulsando la demanda y contribuyendo a elevar la inflación”. “El FMI no cambió nada, sigue con la misma mentalidad ortodoxa contractiva de siempre. Propone políticas contractivas como el ajuste del gasto público y el consumo para hacer frente a la inflación, cuando el fenómeno no está causado por la demanda ni la emisión de dinero”, cuestionaron desde el directorio del Banco Central. Al mismo tiempo, en la autoridad monetaria recordaron “los continuos desaciertos en las proyecciones e interpretaciones del Fondo sobre la economía de Argentina”. En la lógica del organismo multilateral, políticas redistributivas como la Asignación Universal por Hijo o la preservación durante la crisis de 147 mil puestos de trabajo con subsidios como el Repro, debilitan la sustentabilidad fiscal, ya que “impulsan la demanda y contribuyen a elevar la inflación”. Para evitar caer en la trampa a la que conducen las políticas de estímulo fiscal y monetario, el Fondo reclama que Argentina “fortalezca el clima de negocios” y “avance en los esfuerzos para regularizar las relaciones con los acreedores”. La mención se refiere, básicamente, a la deuda en default con los países miembro del Club de París, negociación que requeriría la intervención del organismo. A pesar del reclamo del organismo, el nivel de deuda pública nacional bruta es uno de los más bajos de la región: representa el 48,6 por ciento del PIB y si se consideran solamente las tenencias en manos del sector privado la relación cae hasta el 17,2 por ciento del producto. Las publicaciones del Fondo y las declaraciones de sus directivos evidencian la ausencia de debate alrededor de la estructura de poder de los organismos multilaterales de crédito. Y la continuidad de la misma postura ideológica neoliberal que impulsa las condicionalidades ortodoxas en sus paquetes de rescate financiero.

viernes, 8 de octubre de 2010

La paja en el ojo ajeno...(Un paréntesis)

Sigue siguiendo....

El FMI aprieta y se queja porque Argentina lo deja afuera La nueva presión vino en forma de amenaza: si Argentina no acepta las revisiones periódicas, deberá ser sancionada. La advertencia del “número dos” del Fondo calentó el clima de la Asamblea anual, que se realiza en Washington. Por Cristian Carrillo El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a presionar a la Argentina para que acepte revisiones de sus cuentas públicas. El vicejefe del FMI, John Lipsky, amenazó ayer con sanciones al país si no adhiere al artículo cuarto, el cual plantea ese tipo de monitoreos. El Gobierno no permite intervenciones en la política económica doméstica desde que canceló anticipadamente y en efectivo el total de su deuda con el organismo. Pero el Fondo, que tras el desplome financiero internacional quedó en una situación de evidente debilidad y descrédito por su incapacidad de adaptarse a un nuevo contexto post-crisis, intenta ahora recuperar protagonismo. En los países que quedaron más vulnerables por la crisis logró imponer sus viejas recetas de ajuste. Con la Argentina no puede hacer lo mismo, debido a que el país logró sobrepasar el vendaval sin demasiadas dificultades y siguiendo una política exactamente contraria a la recomendada por el Fondo. Este, sin embargo, volvió a la carga exigiendo las revisiones obligatorias del artículo cuarto. El cruce reaparece horas antes de que comience la reunión anual del Fondo y el Banco Mundial, que se realizará a partir de hoy en Washington. El equipo económico viajó a Washington para participar de la asamblea de ambos organismos. Los funcionarios arriban en un clima hostil para la Argentina, sobre todo teniendo en cuenta que la discusión de este año volverá a ser la representatividad de los emergentes en el FMI. Primero el Fondo difunde un informe en el que pone en duda las estadísticas oficiales. Luego el número dos de la entidad alertó sobre posibles sanciones si no acepta las revisiones que establece el artículo cuarto del FMI. Fuentes oficiales descartaron la posibilidad de reprimendas. “La membresía del Fondo implica obligaciones entre las cuales están las consultas. Esta es una obligación hacia los otros miembros, no hacia el staff. Por lo tanto, éste es un tema que deberá ser abordado por los miembros en sus discusiones”, dijo Lipsky. La última auditoría del organismo fue en septiembre de 2006. Luego el país canceló toda su deuda con el Fondo utilizando su excedente de reservas internacionales. La operación no buscó una ventaja financiera sino un claro gesto político, tal como hiciese meses después la administración Lula da Silva. Esa cancelación anticipada permitió al país librarse de las recetas de ajuste a las que se obligaba con cada acuerdo de refinanciación de la deuda con el FMI. Desde 2007 a la fecha, el Gobierno se resiste sistemáticamente a que el Fondo audite las cuentas del país. Desde el Palacio de Hacienda incluso reconocían que hay lugar para un acercamiento si el organismo da señales de cambio, algo con lo que se especuló a partir del arribo de Dominique Strauss-Kahn al frente del FMI. “Todos estamos esperando que la Argentina se sume al grupo de países que tienen relaciones normales y consultas regulares con el Fondo. Además, como miembro del G-20, también aceptó la obligación implícita de revisiones financieras cada cinco años”, dijo Lipsky. Los dichos del ex vicepresidente del JP Morgan Investment Bank surgen en respuesta a la negativa del Gobierno de aceptar injerencia del Fondo en la negociación de la deuda con los acreedores del Club de París. El requisito de un acuerdo previo de ajuste estructural con el Fondo tiene que ver con las necesidades financieras de los países deudores, no obstante la Argentina no tiene previsto tomar un préstamo del FMI para esta operación. Como miembro del Fondo, el país tiene obligación de permitir auditorías de sus cuentas. “No está en discusión si se aceptan o no las revisiones, sino cómo se realizan. Los representantes del FMI no necesitan venir en las habituales misiones en las que se reúnen con economistas de la city y montan un show en torno de eso”, explicó el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli. El funcionario sostuvo que la obligación pasa porque el país remita los datos que se le solicitan en materia de sector externo. “Pero el Fondo tiene una segunda intencionalidad: mostrar a la Argentina como el mal alumno de la clase por no acatar sus reglas”, agregó Vanoli. Sin embargo, el país obtuvo mejores notas que los alumnos más aplicados. Esto es lo que más molesta al FMI, porque ya no puede tener injerencia en la política interna argentina. La aplicación del artículo cuarto no es el problema; el hecho de que el propio Fondo no cumpla con él, sí. “Los principios respetarán el ordenamiento sociopolítico de los países miembro y en la aplicación de los mismos el Fondo tendrá debidamente en cuenta las circunstancias de los socios”, señala el texto de ese artículo. El FMI, en cambio, continúa con sus recetas únicas para cualquier país que muestre dificultades. Fuentes gubernamentales desestimaron las amenazas de Lipsky. “No creemos que haya sanciones, son sólo presiones”, manifestó a Página/12 un colaborador de la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, quien también integra el equipo económico que se encuentra en la capital estadounidense. De todos modos, admite que existe el riesgo de que el país pierda un lugar en el directorio del Fondo. Este año, los emergentes reflotarán el pedido de tener el 50 por ciento de representatividad dentro del organismo. El directorio tiene veinte lugares. Estados Unidos sólo está dispuesto a ceder uno y Europa, nada. Página/12.08.10.2010.

martes, 5 de octubre de 2010

Y pensar que esta crisis comenzó así....

Los trogloditas atacan de nuevo....

El FMI pidió avanzar con las reformas para evitar otra crisis global Temor por eventuales réplicas A pocos días de su asamblea anual, el Fondo Monetario Internacional se mostró preocupado por la estabilidad del sistema financiero global. Stiglitz advirtió que España puede seguir el camino de Argentina en 2001. Dominique Strauss-Kahn presidirá la asamblea del FMI el próximo fin de semana.A pocos días de su asamblea anual, el Fondo Monetario Internacional (FMI) informó ayer que queda “mucho por hacer” en la reforma del sistema financiero internacional y pidió avanzar con celeridad en ese frente para evitar otra crisis global. “Dos años después del comienzo de la crisis financiera global se han hecho muchas cosas para reformar el sistema financiero global pero queda mucho pendiente”, indicó el organismo en un estudio titulado “Dando forma al nuevo sistema financiero”. Por su parte, el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, se manifestó preocupado por las consecuencias que pueden traer las políticas de ajuste fiscal y advirtió que España “puede entrar en una espiral de la muerte” comparable a la que condujo a Argentina a la crisis de 2001. El FMI destaca en su estudio que las reformas pendientes son “urgentes y difíciles”. Mencionó que las políticas que se pongan en marcha precisan tener en cuenta no sólo los riesgos planteados por bancos individuales, sino por el resto de las instituciones financieras y el sistema en su conjunto. En ese sentido indicó que los nuevos estándares globales de capital acordados el mes pasado en Suiza por los 27 integrantes del Comité de Basilea representan “una mejora sustancial en la cantidad y calidad del capital bancario”, pero que aun así el paquete de medidas bautizado como Basilea III afecta tan sólo a una parte del sistema financiero. Al mismo tiempo, se conocieron ayer fragmentos del nuevo libro de Joseph Stiglitz, publicados en el diario británico Sunday Telegraph, donde el economista también se muestra preocupado por la evolución de la economía mundial. “La preocupación proviene de que se está propagando una ola de austeridad por Europa, que alcanza incluso las costas de Estados Unidos. Con tantos países reduciendo su gasto público de manera prematura, la demanda internacional se va a reducir y el crecimiento se desacelerará, hasta quizás provocar una nueva recesión”, afirmó. Luego advirtió que en España, donde el jueves se presentó el presupuesto más austero de los últimos años, la crisis se podría profundizar aún más. “Como su economía se desacelera, la mejora de su situación presupuestaria podría ser mínima. España podría así entrar en el mismo tipo de espiral de la muerte que golpeó a la Argentina hace tan sólo una década”, sostuvo. El Fondo, en cambio, es una de las instituciones que está alentando esos ajustes, pero sus directivos se muestran preocupados por el riesgo sistémico. El responsable del departamento de Asuntos Monetarios y Mercados del FMI, el español José Viñals, insistió el viernes en una mesa redonda con un pequeño grupo de periodistas para hablar sobre el estudio divulgado ayer que hay que abordar los problemas de las instituciones que representan, justamente, un riesgo sistémico. Se refirió, en ese sentido, a los enormes problemas desencadenados por la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers y la factura que tuvieron que pagar los contribuyentes estadounidenses para rescatar a la aseguradora AIG. Recordó, además, que la actual crisis ha sido “extraordinariamente costosa” desde el punto de vista del crecimiento, el empleo y la deuda pública. Mencionó que dada la naturaleza global de la crisis es necesario construir un nuevo sistema financiero global que sea seguro, algo que, insistió, sólo puede lograrse mediante la cooperación internacional. El directivo agregó que es preciso también asegurar que los mercados financieros sean más seguros, sobre todo los mercados de derivados. Recordó que el mercado de derivados mundial alcanza los 600 billones de dólares y que tiene la capacidad de desencadenar un efecto dominó. “O sea que hay que hacer que los mercados de derivados sean más seguros para evitar lo que pasó con Lehman”, dijo. El informe divulgado ayer hace hincapié también en la necesidad de mejorar la eficacia del proceso de supervisión.
Página12/ 04.10.2010.